Un ejercicio que me sugirió uno de mis maestros, el reverendo C. B., consiste en tumbarse de espaldas o
sentarse en posición recta. Compruebe que está cómodo. Inspire profundamente por la nariz. En primer
lugar llene de aire el abdomen inferior, luego la parte media del torso y por último la parte superior. Abra
ahora la boca tanto como pueda. Mantenga la lengua pegada al fondo de la garganta y disponga ésta de
forma que deje escapar el aire únicamente si roza contra la parte superior posterior de la garganta, cerca
del paladar blando. Intente que raspe lo más atrás que pueda. El aire debe salir raspando con suavidad,
no borboteando. No incline la cabeza hacia atrás; debe mantenerla recta sobre la espina dorsal. Deje
escapar poco a poco el aire del cuerpo, primero del abdomen inferior, luego del torso medio y finalmente
de la parte alta de éste. Deje que salga todo. Inspire y relájese, para repetir a continuación la respiración
frotadora. Cuando se haya habituado a hacerlo, añada la visualización que sigue.
A medida que el aire vaya saliendo de su cuerpo vi sualice un rayo de luz dorada que empieza en el área
posterior de la pelvis, le recorre la espina dorsal hacia arriba y penetra en el área central del cerebro.
Repita la respiración frotadora tres veces. Concéntrese ahora en la parte delantera de su cuerpo. En esta
zona, el rayo de luz aparece rosado. Realice otras tres respiraciones frotadoras. Observe que los dos
rayos de luz se arquean sobre la parte central del cerebro y penetran en éste.
Cuando haya aprendido a hacer este ejercicio no realice más de tres o cuatro respiraciones por cada lado
del cuerpo, de lo contrario podría marearse. Le ruego que trate este ejercicio con el máximo respeto, pues
es muy poderoso. Hágalo todo con lentitud. No puede acelerar su evolución de forma no orgánica. Nunca
da resultado (aunque la mayoría desearíamos que lo diera).
Muchas veces, en el curso de una sesión de curación, hago ejercicios rápidos de respiración que me
ayudan a elevar mis vibraciones y energías para poder examinar mejor el aura y ver en ésta niveles más
elevados, así como para transmitir frecuencias más altas por mi campo. Para ello, hago que el aire raspe
132
contra la parte superior trasera de mi garganta, pero lo hago respirando muy breve y rápidamente por la
nariz. Ahora me resulta fácil hacerlo, pues he repetido el ejercicio muchísimas veces. En ocasiones,
además, realizo inspiraciones y espiraciones largas, firmes, iguales e ininterrumpidas, y froto el aire en la
parte posterior de mi garganta para centrarme en el enforque, aclarar mi mente y equilibrar mi campo
energético. A esto lo llamo técnica de respiración de frotamiento nasal.
La información recibida todavía es más útil si se combina la elevada visión sensorial con la elevada audición sensorial.
Este ejercicio lo saque del libro : Manos que curan